FAMILIA
Y ESCUELA: una relación complicada
Familia y escuela se necesitan mutuamente para cumplir su
papel educador. Unos se refieren al niño como alumno, otros como hijo, pero al
fin de al cabo se refieren al mismo individuo. La familia no puede pretender
educar al hijo sin tener en cuenta el papel de la escuela y viceversa.
Ahora bien, en estos últimos años nuestra sociedad ha sufrido
una serie de cambios sociales, culturales y económicos que han tenido o
deberían tener, su reflejo en todos los ámbitos, incluidos el escolar y el
familiar.
LA FAMILIA.
PRINCIPALES CAMBIOS
En la última mitad del siglo XX la familia española ha
sufrido un proceso de trasformación debido a la necesidad de adaptación a los
cambios económicos, sociales y culturales acaecidos, y que siguen sucediendo.
Del Campo y Rodríguez-Brioso indican que los cambios ocurridos en el interior
de la familia han sido múltiples: demográficos (tamaño, diversidad en los tipos
de hogar…), de las actividades y comportamientos, de los derechos y estatus de
los miembros, de las relaciones de pareja y entre padres e hijos, de la armonía
conyugal y de la simetría de la pareja… (Del Campo y Rodríguez-Brioso, 2002), que han hecho que hoy en día la
familia está en una realidad cambiante, impredecible (Hernández Prados, 2005),
aunque hace unos años pareciera una institución inmutable.
Hoy en día hay
una gran diversidad de familias, esto se debe a diversos cambios:
·
Cambios
en el tamaño de la familia: el paso de una sociedad rural a una industrializada
hizo que la escuela se tuviera que adaptar a la nueva situación, pasando así de
familias más extensas a las formadas por padres e hijos
·
Cambios
en el ciclo vital de la familia: la evolución de la natalidad tiene su reflejo
en las familias: por un parte, se tienen menos hijos, por otra, la edad media
de maternidad es de unos 30 años, más tardía que antes. Es decir, tenemos menos
hijos y cada vez más tarde, algo que indudablemente tiene repercusiones en la
institución familiar.
Según un artículo
reciente publicado por el diario El Mundo los jóvenes españoles no se
independizan hasta una media de 28,9 años (de los más tardíos en la UE), antes
abandonaban el hogar familiar antes.
El descenso de la
mortalidad y el aumento de la esperanza de vida han provocado por un lado un
alargamiento del ciclo familiar y ha hecho que surjan problemas como el
ocuparse de los miembros de la tercera edad.
·
Noviazgo
y matrimonio. En España ha habido una considerable bajada de la tasa de
nupcialidad, lo que ha favorecido a la aparición de otros tipos de familias. Un
estudio reciente llevado a cabo recientemente por El Diario revela que hoy en
día los españoles se casan, de media, 11 años más tarde que en 1976.
·
La
incorporación de la mujer al mundo laboral es uno de los cambios más
importantes en las familias desde la democracia, aunque hoy en día el número de
padres que trabajan fuera de casa es aproximadamente del doble que de madres.
Esta incorporación supone una renegociación de quién tiene el poder en la casa,
además hace más complicada la conciliación del horario laboral y escolar, y por
tanto de la vida laboral y familiar. (Feito, 2006)
·
Cambios
en los valores de las familias.
En toda transformación se
dan unos nuevos valores que dan lugar a comportamientos novedosos. Para Del
Campo, las nuevas formas de familias pertenecen a la sociedad post-materialista
y comparten sus valores: auto-expresión, tolerancia, igualdad, libertad y
calidad de vida con los más destacados (citado en Estévez Estévez, Jiménez y
Musitu, 2007)
Estos valores se traducen
en comportamientos como: priorizar la democratización en la relación entre los cónyuges,
uso voluntario y racional de la concepción, flexibilidad e igualdad en los
roles de género, mayor autonomía y libertad en la relación de pareja…
Alberdi (citado en
Estévez et. al, 2007) habla de una democratización de la familia, destacando
que los principales valores de la familia española actual son:
-
Libertad:
por ejemplo a la hora de que los miembros de la pareja elijan separarse, tener
hijos… además ellos también gozan de más libertad de actuación y decisión.
-
Bienestar:
hay una búsqueda de bienestar y felicidad de los miembros.
-
Igualdad:
las dos personas que forman una pareja son iguales ante la ley, y todos los
hijos tienen los mismos derechos.
-
Solidaridad:
estaba arraigado en la familia tradicional y se mantiene en nuestros tiempos
-
Tolerancia
a la diversidad: hay mayor tolerancia hacia tipos de familias mal vistos y no aceptados
en épocas anteriores.
-
Modelos
de felicidad: la meta actual de la familia es conseguir la felicidad de sus miembros
-
Individualismo:
es una idea muy presente en nuestra sociedad junto con el valor de la vida privada.
Hombres y mujeres tienen mayor deseo de construir su propia biografía
individual, necesitan individualizarse, de conseguir la autorrealización personal.
“De una biografía más lineal, con un ciclo de vida predeterminado, se está
pasando, con la ampliación de espacios, opciones y posibilidades sucesivas de
autorrealización, a una «biografía de retazos», donde los comienzos y
despedidas se van convirtiendo en una imagen más habitual” (Bolívar, 2006).
Esta es una de las causas del aumento de divorcios, de que cada miembro de la
familia “vaya más a su aire” (por ejemplo es habitual que cada hijo tenga su
propia habitación, o que incluso cuando estén todos en la misma estancia estén
haciendo cosas distintas)…
Estos valores que se dan en las familias llevan consigo
diferentes comportamientos, como por ejemplo distintos estilos educativos para
los hijos.
Podemos diferenciar 4 estilos educativos:
Estilo de socialización
|
Principales características
|
Estilo
autoritario
|
-
exigencia de
obediencia versus autonomía
-
uso el poder y
de las normas rígidas
-
control y
evaluación de la conducta y actitudes de los hijos
-
comunicación
mínima y unilateral
-
escaso apoyo y
afecto
-
escasa atención
a las demandas de los hijos
-
uso probable
del castigo físico
|
Estilo autorizativo
|
-
estímulo de
autonomía con límites claros
-
elevado control
razonado de la conducta
-
los padres
muestran agrado antes el comportamiento positivo de los hijos
-
buena
comunicación y uso del diálogo
-
apoyo y respeto
a los hijos
-
escucha y
respuesta hacia las demandas de los hijos.
|
Estilo negligente
|
-
elevada
autonomía material y afectiva
-
escasos límites
y baja supervisión
-
indiferencia
ante comportamientos positivos o negativos
-
escasa
comunicación y diálogo
-
escaso apoyo y
afecto
|
Estilo indulgente
|
-
elevada
autonomía y escaso control
-
escasas reglas
y límites a los hijos
-
buena
comunicación y diálogo
-
elevado apoyo y
afecto
-
respuesta ante
las demandas de los hijos.
|
Un estudio llevado a cabo por Picardo en 1999 revela que aproximadamente
el 53% de las familias españolas usan un estilo autorizativo; sin embargo
encontramos una tendencia al uso cada vez más de estilos permisivos (solo un 9%
de los padres usan un estilo autoritario)
Aguilar Ramos considera que “las
familias necesitan un marco de referencia para guiar, orientar y educar a sus
hijos, porque este mundo cambiante, de inestabilidad e incertidumbre fomenta
inseguridad, miedo y confusión en los padres, ya que las viejas creencias, los
valores vividos y la educación recibida parecen no servir para educar a la
generación actual” (citado en Hernández Prados y López Lorca, 2006, p.4). En
las familias de antes, el estilo autoritario era más común, las relaciones eran
más autoritarias, pero como hemos visto cada vez más se usan estilos más
democráticos. Este estilo autorizativo o democrático tiene efectos positivaos
para el hijo refiriéndonos a su autoestima, desarrollo de la empatía y la
tolerancia, aprendizaje de estrategias de resolución de conflictos y problemas…
Las razones son: mejor uso del afecto y acercamiento positivo hacia los hijos,
fortalecimiento de su autonomía en las acciones y razonamientos, control
razonable y hasta cierto punto negociado con los hijos, aumento de la
comunicación entre padres e hijos, responsabilidad hacia las necesidades y
demandas de los hijos y demandas hacia los hijos ajustadas a sus propias
características (Estévez et. al, 2007)
Tipos
de familias
Viendo algunos de los cambios que se han dado en la familia
podemos pasar a ver cuál es la diversidad de familias. Los distintos tipos de
familias según sus miembros y las relaciones (de matrimonio, pareja de hecho…)
entre ellos son:
- FAMILIA NUCLEAR: dos cónyuges unidos en matrimonio y sus hijos.
- COHABITACIÓN (pareja de hecho): convivencia de una pareja unida por lazos afectivo, pero sin el vínculo legal del matrimonio. En muchas ocasiones se plantea como la etapa previa al matrimonio.
- HOGARES UNIPERSONALES: compuestos por una sola persona, generalmente jóvenes solteros, adultos separados o divorciados y ancianos viudos
- FAMILIAS MONOPARENTALES: formadas por una madre o un padre que no vive en pareja (casada o en cohabitación) y que vive, al menos, con un hijo menor de 18 años. Actualmente se incluyen los hijos mayores de edad.
- FAMILIAS RECONSTRUIDAS: familia que, después de una separación, divorcio o muerte de uno de los conyugues, se rehace con el padre o la madre que tiene a cargo los hijos y un nuevo cónyuge que puede o no aportar hijos propios. En la actualidad, también se podrían considerar en esta categoría las familias reconstruidas en cohabitación.
Según datos aportados por Simón (2000) en
España la familia nuclear representa un 55% del total, las familias sin hijos y
los hogares unipersonales van cobrando protagonismo (18% y 15% respectivamente)
(citado en Estévez, Jiménez y Musitu, 2007).
LA ESCUELA
La LOMCE
establece que “el alumnado es el centro y la razón de ser de la educación” y
que “el aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar personas autónomas,
críticas, con pensamiento propio”. La Constitución española (art. 27,2) afirma
que “la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad
humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los
derechos y libertades fundamentales”. “Educación que abarcará, por tanto,
formación e información, técnica y valores, de manera que forje primero
hombres, luego ciudadanos y después profesionales.”(Hernández Prados et. al,
2006, p.9).
A esta
función recogida por la ley se unen otras muchas que en un principio deben ser
cubiertas por los padres. Nos encontramos en una época en la que estos se han
desvinculado en cierto modo, y cada vez más, de la educación de sus hijos, por
lo que funciones que supuestamente han de ser llevadas a cabo por ellos recaen
ahora sobre la escuela. Para Hernández Prados et. Al “cambios en la
organización familiar y otros de carácter cultural, parecen indicar que las
familias actuales se implican menos en la educación de sus hijos” (2006, p.6).
La realidad
escolar es muy compleja y unida a otras cuestiones como esta desvinculación, el
excesivo tiempo que se les dedica en las escuelas a la administración, papeleo,
la heterogeneidad de alumnos… hace que cada vez sea más complicado cubrir esa
función educativa. Además, hay funciones que no pueden ser asumidas totalmente
por la escuela, por ejemplo la educación en valores. Para ser educado en
valores hay que vivir un conjunto de experiencias que no se pueden limitar al
contexto escolar, también se debe incluir entre otros el familiar (Hernández
Prados citado en Hernández Prados et. al, 2006), por lo que no basta con una
simple asignatura teórica.
A esta
problemática de las funciones a cumplir por los profesores se une la diferencia
generacional con su alumno. En muchos de
los profesores de hoy en día, esta diferencia es considerable, lo que provoca
que posean distintos valores. Un ejemplo sería el valor del esfuerzo, los niños
de hoy en día, por lo general, lo consiguen todo fácilmente, por lo que
rechazan aquello que les supone realizar un esfuerzo (y la educación requiere
un mínimo de esfuerzo); en los tiempos de sus profesores esto no era así.
En la
realidad escolar los profesores se han convertido en psicólogos, asistentes
sociales, transmisores de conocimientos… muchas de estas funciones antes eran
tratadas por las familias limitándose la escuela a la formación intelectual.
“Ser profesor implica una labor técnica (docente) y una vocación personal
(educador)” (Hernández Prados et. al, 2006, p.10). Por si fuera poco, gran
parte de la sociedad y de las familias desprestigian su función,
desprestigiando entonces la cultura escolar.
Es decir,
las familias se desvinculan de la educación de sus hijos, relegando la función
casi por completo a la escuela y por tanto a la labor del profesor. Por otra
parte no valoran y desprestigian esta función, y a pesar de ello no participan
en la escuela para intentar hacerla mejor: no la consideran de valor, le están dejando
casi en exclusiva la función de educar a su hijo o hija y siguen desvinculándose
aún más de la función educativa.
Además, por
muy bien que el docente realice su trabajo, este nunca podrá sustituir la labor
socializadora de la familia, no podrá cubrir todas las necesidades que
teóricamente deberían de ser cubiertas por los familiares, como hablábamos
antes de la educación en valores a pesar de la escolarización de los valores
que se está haciendo.
La escuela
tiene unas limitaciones evidentes, muchos alumnos, muy heterogéneos, falta de
medios, jerarquización de las relaciones… Por ello se hace necesaria la
participación de la familia y la sociedad, es necesario que estas asuman papel
en la educación de las generaciones futuras (Hernández Prados et. al, 2006). Pero
a la hora de que los padres participen en las escuelas hay que poner unos límites,
limites que suponen un problema, ellos no viven el día a día en los
colegios, “su derecho a participar
deriva de la patria potestad (…), nuestro modelo constitucional, siguiendo en
esto la tradición jurídica occidental, consagra la participación de los padres
en tanto que progenitores y no en tanto que ciudadanos.” (Feito, 2010, p.99).
Toda esta
problemática citada se agranda sin tenernos en cuenta que seguimos teniendo el
mismo sistema educativo, los profesores siguen recibiendo la misma formación, o
con muy pocos cambios, desde hace tiempo; es decir la educación no se ha
adaptado a la sociedad actual, ni más concretamente a los cambios en las
familias, ya recogidos.
RELACIÓN ENTRE FAMILIA-ESCUELA
Para Feito
(2010, p.90) “hay una cierta estigmatización de la familia por parte de
determinados sectores del profesorado”. En el Informe sobre la situación del
profesorado de 2004, se remarcó la necesidad de que los padres se implicaran en
la educación de sus hijos. Según este estudio «la colaboración entre profesores
y padres es un requisito necesario para mejorar la calidad de la enseñanza y
una asignatura pendiente en el funcionamiento del sistema educativo». Como
hemos visto, todo el peso que recae en la actualidad sobre la institución
escolar no puede ser asumido sin ayuda.
Ahora bien, la colaboración de padres y profesores es
necesaria para la mejora de la educación, pero la realidad es que muchos padres
no tienen el tiempo necesario para llevarla a cabo, lo que es visto por los
docentes como una falta de implicación; y muchas veces los profesores son
reacios a que los padres participen en las escuelas (debido a que estos los
desprestigian, consideran que los padres no tienen los conocimientos necesarios
para ello…), los horarios escolares y laborales también suponen un problema
debido a su escasa o inexistente flexibilidad…
Para Feito
(2006) la participación de los padres en la escuela se hace más complicada y
necesaria en el momento que escolarizamos a toda la población, cuando hacemos
la escuela obligatoria. Si solo van a la escuela los hijos de los privilegiados
cuyas familias tienen una determinada cultura que coincide con la de la
escuela, la participación se hace innecesaria. Pero cuando entran “los
distintos” se produce un choque de culturas. Nuestro sistema educativo actual
es obligatorio de los 6 a los 16 años de edad, por lo que esta necesidad de
colaboración es aún más evidente.
La necesidad de una colaboración entre ambas
instituciones hace que por una parte se tengan que desarrollar medios para
llevarse a la realidad y por otra implica que sea necesaria una formación de
calidad para el profesorado “no sólo en las cuestiones didácticas, sino también
en las relaciones éticas que éstos deben mantener con los niños y con padres;
así como el desarrollo de las habilidades y capacidades necesarias para
favorecer la tan deseada cooperación de la familia” (Hernández Prados et. al,
2006, p.12)
Estas medidas
deben ser tomadas ya que la relación entre familia-escuela favorece el
rendimiento del niño, viendo como iguales los objetivos educativos de ambas
instituciones. Los padres muestran un actitud positiva hacia el centro, lo que
favorece a que el profesor cumpla su función (si los padres critican
constantemente al profesor, quitándole autoridad, luego el niño no lo va a
respetar), además el profesor se sentirá más motivado, lo que se refleja en una
forma de trabajo que tiene consecuencias positivas para el niño.
Garreta en 2009 llevó a cabo un estudio sobre qué significado
tenía el participar los padres en las escuelas. Las definiciones que más
porcentaje obtuvieron fueron: participación en las reuniones, seguimiento de la
evolución de sus hijos y asistencia a las tutorías. Las que menos: hacer que
los hijos leguen puntuales y asistir a charlas para formarse (citado en Feito,
2010).
TIPOS DE PARTICIPACIÓN
DE LOS PADRES EN LAS ESCUELAS
Dos tipos de participación por parte de los padres se
distinguen:

Es
apoyada por los grupos conservadores y la mayoría de los profesores. El padre
asiste a tutorías con el tutor, en las que por lo general se informa del
rendimiento de sus hijos, aunque en algunos centros se intenta que el profesor
lleve a cabo un seguimiento más profundo del alumno. Tiene efectos positivos,
aunque por lo general los padres no suelen acudir al centro por falta de
tiempo.
La
participación de los padres se limita a ayudar con los deberes, participar en
algunas actividades organizadas por el centro…

En
esta forma los padres tienen capacidad de decisión sobre determinados aspectos
de la gestión del centro… Los grupos conservadores intentan minimizarla al
máximo. Esta es más apoyada por grupos más progresistas y el sector más
innovador de los profesores (defienden que deben existir ambos tipos).
Se
realiza mediante los Consejos escolares, AMPAS, reuniones de padres y escuelas
de padres (que incluyen actividades que tengan en fin para dar conocimientos,
destrezas y habilidades para desarrollarse como padre o madre. Un ejemplo sería
la CEAPA (Confederación de Asociaciones de Padres/Madres de Escuelas Públicas),
a la que hemos hecho referencia antes. Muchos centros tienen su propia escuela,
no es una forma de participación como tal, pero si ayudamos a formarse a los
padres como lo que son, las consecuencias en la educación de sus hijos son
positivas. Algo parecido serían los centros de orientación familiar.
POSTURA DE LOS
PROFESORES
Como hemos
visto solo los profesores más innovadores apoyan que los padres tengan una
implicación más directa en su labor como docentes, a pesar de que muchas veces
se sientan desbordado por cumplir funciones que sienten que no les
corresponden, y critique esta situación. Muchos quieren padres que ayuden
cuando se les necesite, son los profesores los que determinan estas
necesidades. Por una parte quieren que
participen, pero por otra la consideran una intromisión en su trabajo.
Muchas
veces no se les saca el máximo beneficio posible a las tutorías con los padres,
una de las causas es la poca preparación de los profesores en este sentido, la
idea de que su salario es demasiado bajo o la sensación de un trabajo demasiado
poco valorado para realizar un seguimiento individual a cada alumno…
Algunos
profesores consideran que los profesores no están capacitados por falta de
formación, para participar en los Consejos Escolares, considerándolos como que
se están inmiscuyendo en si trabajo, por lo que pueden poner barreras a la hora
de que estos tomen decisiones…
Los
profesores tienen que tener en cuenta que son intermediarios entre cultura
escolar y familiar, por lo que dentro de su formación se debe tener en cuenta
este hecho. r. Así se superarían los temores de los docentes a la intromisión
de los padres en sus tareas, y se interpretaría la participación en el sentido
de colaboración y apoyo mutuo para diseñar de forma conjunta su proyecto común
(Aguilar citada en Hernández Prados, 2006).
POSTURA DE LOS PADRES
Por otra parte, ¿qué esperan los padres de la escuela? Según
un estudio realizado por la CEAPA (citado en Hernández Prados et. al, 2006) las
características que los padres quieren en un sistema educativo son:
- § Que asegure que en las escuelas cuentan con las necesidades materiales y profesionales necesarias para los niños
- § Que les dé una formación competente a nivel europeo
- § Que preparen a los hijos para un futuro profesional
- § Que se revisen los contenidos curriculares, los cuales tienen que formar a ciudadanos cultos y críticos
- § Una escuela en la que el profesorado trabaje como un equipo y que haya un seguimiento más individualizado del alumno
- § Que se revisen las metodologías, se apuestan por aquellas innovadoras
- § Que se realice una reflexión de la finalidad del sistema escolar
- § Un sistema que se amolde a cambios sociales y familiares
- § Que en las escuelas se consolide la democracia
Vemos que son muchas funciones como para desvincularse por
completo de ella y desprestigiar su cultura. La realidad es que muchos padres
consideran su implicación y participación en las escuelas importante (sobre
todo en la etapa de infantil), pero no la llevan a la práctica, o no al menos
como sería deseable.
- Varios informes indican que sí hay implicación de los padres en la educación de los hijos. Informes como el de Marchesi en El fracaso escolar en España (2003), indica que más de la mitad de los alumnos españoles recoge clases de apoyo o refuerzo fuera de la escuela. En el estudio de Pérez-Díaz, Rodríguez y Sánchez (2001: 133) sobre familia y educación se constata que la mayoría de los padres (54%) tiene la sensación de estar ocupándose más de la educación de sus hijos que lo que hicieron sus padres por la de ellos. (Feito, 2010)
También
consideran que están implicados en cuanto que eligen el centro al que irá su
hijo, eligen aquel que consideran que, por calidad y prestigio, les va a formar
mejor. Esta decisión se convierte aún más importante si consideramos que los
padres van a dejar toda o gran parte de la labor educativa en manos de la escuela,
como si fuera una especie de servicio que contrataran. Cuando aparecen
problemas con el rendimiento escolar o de comportamiento vierten toda la
responsabilidad sobre la escuela, exigiendo, como si ese servicio hubiera
fallado.
- Pero por otro lado consideramos su participación más allá que llevar a una academia al niño o elegir el centro que consideran más adecuado. Muchos padres no acuden a las escuelas, a las tutorías, reuniones con el profesor, incluso critican la escuela o desautorizan al profesor; esto convierte la idea de elaborar un proyecto educativo para el alumno común entre familia y escuela e algo difícilmente realizable (Hernández Prados, 2006).
Muchos
órganos de participación colectiva no resultan tan buenos a la hora de que los
padres participen como deberían (por ejemplo en los Consejos Escolares la
proporción de padres es insignificante).
Por otra parte, algunos padres
consideran que los profesores pueden tomar represarías contra sus hijos, del
mismo modo tampoco conocen muy bien cuál es su función dentro de las escuelas,
consideran que la función educativa es de los profesores y ellos mismos
consideran la participación como un intromisión. (Feito, 2010)
Aunque por lo general, se considera cualquier intervención
de los padres en las escuelas como positiva,
no es así (muchos padres que solo se preocupan del plano cognitivo del
niño ignorando otros, otros exigen demasiado a su hijo, los hay que solo tienen
en cuenta a sus hijos y desfavorecen al grupo de iguales…)
TIPOS DE RELACIÓN ENTRE FAMILIA Y ESCUELA
Torres (2007), nos señala cuatro tipos de relación:
v
Burocrática: las familias acuden al centro
sólo cuando son convocadas para algún trámite burocrático (compra de
materiales, horarios, cuotas,…)
v
Tutelar: la familia participa en
aquellas tareas específicas que programa
unilateralmente el profesorado: Cursos, charlas, escuelas de padres,…También
cuando se demanda el apoyo familiar para vigilar el rendimiento escolar, lo que
transmite la idea de que la familia ha de participar sólo cuando su hijo/a va
mal en los estudios.
v
Consumista: las familias “eligen “centro en
función a la información social o estereotipada de lo que es una buena o mala
educación y los centros seleccionan a los alumnos con mejor rendimiento para
tener una buena fama, la relación se basa en mantener ese beneficio neoliberal
mutuo.
v
Cívica: relación basada en la participación,
la toma de decisiones compartidas, la cooperación y la resolución de problemas.
(Citado en Sánchez y García, 2009)
¿HORARIOS
INCOMPATIBLES?
La realidad es que muchos padres no tienen el tiempo
suficiente como para implicarse más en la educación del hijo, acudir a las
tutorías, a las reuniones de padres, formar parte de los consejos escolares…
por falta de compatibilidad con el horario laboral. En las familias es el
horario laboral el que rige la vida y organización familiar. Muchos padres
tienen que trabajar festivos, hacer guardias, trabajar cuando los niños tienen
escuela… Este horario goza de poca flexibilidad, tampoco pueden presumir de
tenerla. Como indica Obiol Francés (2011) el horario escolar es un horario
reacio al cambio a pesar de las reclamaciones de las familias de flexibilizarlo
ante la imposibilidad de poder hacer lo mismo en su horario de trabajo. A esto
se le añade el impacto de la incorporación de la mujer al mundo laboral, cuando
la mujer ha sido tradicionalmente la que se ha encargado del cuidado de la
casa-familia. (Obiol Francés, 2011)
En el caso español las medidas van por dos lados
- La educación infantil, la de 0 a 3 años y en especial la de 3 a 6, que se encuentra integrada en nuestro sistema educativo. La educación infantil, aparte de tener una importancia considerable en el ámbito educativo es una herramienta básica para la conciliación de la vida familiar y laboral.
- Las licencias parentales, como las bajas de maternidad o paternidad
Como es lógico, la situación se complica en las familias monoparentales,
en la que no hay forma posible de combinar horario de ambos padres para
intentar cuadrar el horario escolar.
Siguiendo a Cardús (citado en Obiol Francés, 2011) se
identifican tres puntos problemáticos:
- - Calendario escolar: el largo periodo de vacaciones de veranos combinado con otro periodo de jornada intensiva hace más difícil la organización familiar. Esta se vuelve más complicada si tenemos en cuenta las festividades variables (puentes…)
- - Horario escolar: es incompatible con la mayoría de horarios laborales. Un horario inflexible, con diferentes horarios según niveles (ESO y Primaria por ejemplo) ayudan a que esto sea así
- - Actividades extraescolares: por un lado pueden ser un instrumento de conciliación de horarios, por otra parte pueden descoordinar la organización familiar. Además si tenemos en cuenta el coste puede acrecentar las desigualdades entre familias
Conclusión
Tanto profesores como padres conocen la importancia de la
implicación de los primeros en la educación de los hijos. Sin embargo los
padres siguen delegando funciones que deberían ser cubiertas total o
parcialmente en la familia, lo que provoque que los profesores se sientan
desbordados y que tengan la sensación de cumplir funciones que no les
corresponden, además de porque corresponden a los padres, porque muchas veces
estos sienten que su trabajo está desprestigiado por la sociedad y los propios
padres y muchas veces por sus condiciones laborales (salario, horas de trabajo
no reconocidas…). Esto puede provocar que, a pesar de saber que los padres
deben tener un papel más significativo en las escuelas que el actual, no
acepten esta colaboración, poniéndole trabas (no considerándolos formados para
tal participación…).
Gran parte de esta problemática se debe a la incompatibilidad
de conciliar la vida familiar y laboral, ya que tanto escuela como trabajo
tienen horarios muy poco flexibles. Además, no se están teniendo en cuenta la
actual diversidad en las familias, ni los cambios sociales, entre los que cabe
destacar para el problema que tratamos la incorporación de la mujer al mundo
laboral.
BIBLIOGRAFÍA
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Carmen López Pinós
2º PRIMARIA A